24mar 11

Entrevista de Jean-Luc Mélenchon en Libération, lunes 21 de Marzo de 2011

«Derrotar al tirano para impedirle derrotar a la revolución»

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Por Lilian Alemagna

Copresidente del Partido de Izquierda (PG) y eurodiputado, Jean-Luc Mélenchon se pronunció a favor de la intervención militar en Libia bajo mandato de la ONU.  

¿Por qué apoya usted los golpes aéreos en Libia?

Lo primero que hay que preguntarse es lo siguiente: ¿existe un proceso revolucionario en el Magreb y el Medio Oriente? Sí. ¿Quién lo está haciendo? El pueblo. Entonces es decisivo que la ola revolucionaria no sea derrotada en Libia. Bastaría con que  ganara Gadafi para que se entendiera así: "Quien dispara a su pueblo más tiempo y más duro puede con una revolución." ¡Ésta daría la señal desastrosa de una victoria de la contra revolución! La posición mía es constante: soy partidario de un orden internacional garantizado por la ONU. Me asombra constatar que se utiliza una terminología  inapropiada a la situación. Se habla de "coalición". Pero esto no es una coalición. Se habla de un "estado de guerra con Libia". Pero no hay guerra contra Libia. Esta terminología  enseña a qué punto perdimos la costumbre de referirnos a la ONU.

¿Pero, en el pasado, usted fue mucho mas crítico con las intervenciones militares… Por qué haber votado a favor de la resolución del Parlamento europeo, por ejemplo?

Esta resolución, que presentaron los social demócratas, los verdes, parte de la derecha y que firmó el presidente de mi grupo parlamentario [Izquierda Unida Europea, ndlr], Lothar Bisky, miembro de Die Linke, les pedía a los Estados miembros de la UE que se prepararan en caso de que la ONU tomara una decisión. Voté a favor por este preciso motivo. Estoy de acuerdo con la idea de que se derrote al tirano para impedirle derrotar a la revolución. La ONU tomó luego la posición que se conoce y Rusia y China por una parte, Brasil y la India por otra, que todos suelen ser extremadamente puntillosos en cuestiones de soberanía nacional, se abstuvieron. Que no votaran en contra es una prueba más de lo imperiosos que eran los motivos de actuar.

No todos los que le rodean están a favor de esta intervención. Los comunistas denuncian en particular el "riesgo de escalada"…

¡Claro que hay un riesgo de escalada, pero más le temería al riesgo de masacre!

Por eso estoy de acuerdo con el mandato de la ONU. Pero nada más. Estoy en contra de toda intervención terrestre. No estamos en guerra contra Libia. Hay que entender: ¡no se puede permitir que la última palabra la tenga la fuerza contra revolucionaria! Cuando voté a favor de la resolución del Parlamento, lo hice conforme con la posición de la dirección del Partido Comunista Francés y con la de mi colega eurodiputado Patrick Le Hyaric. Pero ¿qué más alternativas hay? ¡No es con comunicados con lo que vamos a derribar un Mirage o destrozar un carro de combate! Si el Frente de Izquierda gobernara el país, ¿acaso se hubiera quedado viendo cómo muere la revolución libiana  como lo hicieron nuestros  predecesores con los revolucionarios españoles? No. ¿Acaso hubiéramos actuado directamente nosotros? Tampoco. Le hubiéramos pedido un mandato a la ONU. Es exactamente lo que acaba de ocurrir. Puedo apoyar una marcha cuando el interés de mi país coincide con el de la revolución.

Su postura se distingue un tanto de sus repetidas oposiciones  a la guerra del Golfo, en 1991, a las intervenciones en el Kosovo y en Afganistán…

¡Claro!  ¡Hay una diferencia fundamental! Todas esas guerras se hicieron por decisión unilateral de la OTAN. En el caso que nos ocupa, al contrario, la intervención se hace bajo mandato de la ONU. Esto es decisivo: no hay orden internacional posible que no proceda de la ONU. Pero, sabe, generalmente pasan unos anos hasta que mis formulas mordaces pasen al dominio público… Hablemos por ejemplo de la intervención de la OTAN en Kosovo. ¡Menudo hallazgo! Reconocer un Estado títere dirigido por vándalos que hacían trafico de órganos humanos…. ¡Qué no escuchamos entonces sobre esas pobres victimas de la barbarie serba! En cuanto a Afganistán, ya no encuentro a nadie que me diga que participar en esa intervención haya sido cosa buena. Y de la guerra en Irak, ni hablar, ¡qué maravilla! Mis posiciones han sido firmes y constantes a lo largo de los últimos veinte anos: siempre me he opuesto a todo lo que no era la ONU. Si Rusia y China hubieran vetado la resolución y la OTAN hubiera decidido intervenir a pesar de ello, yo hubiera estado en contra de esta intervención.

Entonces, en el caso de Libia, usted está de acuerdo con el derecho de ingerencia…

No. El derecho de ingerencia no existe y espero que no exista jamás. Lo que me importa es la referencia al deber que incumbe a un gobierno de proteger a su población. Gadafi dispara sobre su población. En nombre del deber de proteger, la ONU pide intervenir.

¿Qué opina usted de la actitud de Nicolas Sarkozy en el caso libio?

La política llevada es conforme con el interés de Francia: estar ligada con el mundo magrebí. No hay futuro posible para Francia si ella se opone al sentimiento mayoritario de las poblaciones del Magreb, es decir, a la lucha por la libertad y en contra de los tiranos. Francia jugó a la mala carta con Tunes y Egipto.  Nicolas Sarkozy se dio cuenta de que se había pasado.

¿Y la de Hugo Chávez?

Su análisis parte de un punto de vista estrictamente latinoamericano. Para él,  el enemigo principal son los Estados Unidos. Es así como hay que entender su propuesta de mediación y su posición en contra de una intervención militar. Su posición no es un apoyo a Gadafi. Si lo fuera, yo la condenaría. El presidente Chávez debe entender que es el interés de los progresistas del mundo entero que ningún tirano pueda derrotar al pueblo.


Un commentaire à “«Derrotar al tirano para impedirle derrotar a la revolución»”
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  1. Joaquim dit :

    Absolutamente de acuerdo con Jean Luc. Es imprescindible el apoyo militar europeo y árabe a la revolución en Libia, bajo el paraguas de la resolución de la ONU y dejando fuera a la OTAN y sus garras.

    De todos modos, celebraría una condena enérgica de la invasión y subsiguiente ocupación militar de Bahrein llevada a cabo por el régimen criminal de Arabia Saudita en apoyo del autócrata local. Y una actuación europea en consecuencia, incluso militar si fuera necesario.

    Un saludo cordial.


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